Junto a Ti al caer de la tarde
y cansados de nuestra labor,
Te ofrecemos con todos los hombres
el trabajo, el descanso, el amor.
Con la noche las sombras nos cercan,
y tu rostro nos da nueva luz,
alumbrados en nuestros caminos
hasta Ti correremos, Señor.
Cuando al fin nos recoja tu mano
para hacernos gozar de tu paz
y reunidos en torno a tu mesa,
nos darás la perfecta hermandad.