Cerca del hogar que calienta mi alma
quiero yo saber lo que en comunidad
Tú quieres de mí.
Sintiendo el calor que me da tu palabra,
quiero responder a lo que me pides,
sin que a nada yo pueda temer.
A nada, a nada, nunca he de temer.
Yendo junto a Ti, con tus ojos de fe,
nunca he de temer.
A nada, a nada, nunca he de temer.
Yendo junto a ti, con tus ojos de fe,
nunca he de temer.
Sólo de beber de tu fuente de agua,
sé que sólo ella será la que sacie
mi hambre y sed.
Tú eres el Señor que alimenta mi alma;
y si hago mi opción por seguirte a ti,
nunca jamás yo temeré.
…
Llegan hasta mí, momentos sin calma,
que me hacen dudar de si mi camino
se orienta hacia Ti.
Comienza a faltar la paz en mi alma
y sin esperarlo apareces Tú,
haciéndome ver que a nada he de temer.
…