El aire que respiro, el pan que me alimenta,
la risa de los niños y el resplandor del sol,
el canto de las aves, los besos de una madre,
la brisa del otoño, el gozo del soñar.
Todos esos dones,
nos los envía el Señor,
desde el cielo, desde el cielo,
llenos de amor.
Mil gracias buen maestro
por lo que nos has dado:
el sol, el agua, el grano,
la vida, el universo.
Desde nuestra pobreza
nada podemos darte,
más te lo agradecemos
de todo corazón.
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