Todo empezó en una cruz,
donde un hombre sufrió y un Dios se entregó.
Silenciosa la muerte llegó,
extinguiendo la luz que en un grito se ahogó.
Viendo su faz de dolor
una madre lloró y su amigo calló.
Pero siendo una entrega de amor,
su camino siguió y en algún otro lado
una luz se encendió.
Siendo hombre, amigo, esclavo y maestro,
siendo carga pesada, profesor y aprendiz,
entregó hasta su cuerpo en el pan y en la vid.
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado,
a ese Dios que se humilla y muere por mí.
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
que se acerca a su hijo y me abraza feliz,
que se acerca a su hijo y me abraza feliz.
Viendo un humilde calvario
con rostro cansado soporta la cruz
y al verme rezando a sus pies
se olvida de Él, me toma en sus brazos
y me acoge otra vez.
Siendo fuego, paloma, el agua y el viento,
siendo niño inocente, un padre y pastor,
hoy acepta mi ofrenda, es mi vida Señor.
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado…
Y si ahora yo acepto esa cruz,
es por esa persona, ese Dios,
es por Cristo Jesús
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado…